18.10.2019 | Suiza es famosa en el mundo entero por sus chocolates, sus bancos, su paisaje nevado y sus estimables relojes. Pero no siendo el vino lo primero que nos viene a la cabeza si pensamos en ello, los vinos de Suiza buscan su hueco en el patrimonio gastronómico del país.
Un repaso a la historia de los vinos de Suiza
La característica principal de los vinos de Suiza es que se producen en pequeñas cantidades. Su producción es casi en exclusividad a mano, sin ayuda de ninguna maquinaria por la singularidad de la topografía del país, donde los productores hacen un gran trabajo para que sea sostenible. Es la razón de sus altas tarifas.
Fueron los romanos los que introdujeron el vino en el país alpino, si bien hay rastros de la viticultura en Suiza en el año 3.000 a.C.. En la Edad Media los viñedos suizos presentan una estructura organizada, pero no es hasta el siglo XIX cuando comienza su comercialización para cubrir necesidades domésticas.
A finales del siglo XIX la filoxera -que ya había arrasado con una gran parte de los viñedos europeos-, llega a Suiza y amenaza toda la producción, por lo que se implementaron medidas de prevención importantes. En 1991 se crean las Denominaciones de Origen con el objetivo de asegurar su autenticidad y calidad.
Exportaciones en auge
En Suiza el vino forma parte de las costumbres sociales, culturales y gastronómicas de sus habitantes. Según estadísticas recientes, en Suiza se consume más vino por persona que en España, siendo España unas 65 veces más grande que Suiza.
En la actualidad el país consume casi la totalidad de su producción vitivinícola, se exporta menos del 1,5%. Pero esta pequeña industria está preparada para desarrollarse. Los principales importadores son Alemania y Francia, siendo el primero el mayor importador mundial en valor y volumen.
La estrategia del país es posicionar sus vinos en las más altas gamas, siendo el tamaño del viñedo suizo una ventaja más que un obstáculo.
Cata muy especial de vinos del cantón del Valais, en Suiza
El pasado miércoles nos trasladamos por unas horas a Suiza, concretamente al domicilio de su Embajador en España para una cata comentada sobre los vinos del cantón del Valais.
El cantón del Valais se encuentra en el suroeste de Suiza y destaca por sus majestuosos cuatromiles y las estaciones de esquí más altas de Suiza, por sus baños termales, por tener el glaciar más grande de Europa y por el valle del Ródano y sus extensos viñedos. Y por todas partes se siente el latido de los agricultores, los viticultores y los campesinos de los Alpes, habiendo numerosas rutas que llevan a las bodegas y a los pueblos que se dedican, casi en exclusividad, al cultivo de las cepas.
Una tercera parte del vino que se produce en todo el país procede del cantón del Valais. Sus escarpadas laderas están llenas de viñas y es precisamente esa orografía del terreno lo que más tiene que ver con la calidad y el sabor de estos vinos. Hay variedades muy conocidas entre los gourmets de la zona, como la de Syrah o Pinot Noir entre los tintos, o las de Petite Arvine o Fendant entre los blancos.
En el domicilio del Embajador de Suiza se presentaron unos vinos procedentes del cantón del Valais perfectamente armonizados con una selección exquisita de productos. Cabe remarcar también un esmerado servicio de sala.
Dos enólogas en un mano a mano magistral
Comentaba los vinos en castellano la afamada enóloga Dª Isabel Mijares, en francés la también enóloga Dª Marie Linder. Un nutrido grupo de personas procedente de varios sectores estuvieron presentes en una velada excelente. Entre otros, asistieron representantes de tiendas especializadas, sumilleres, miembros de la prensa de radio y escrita, así como asociaciones gastronómicas.
Gran trabajo de promoción por parte de la Embajada de Suiza para sus productos y muy generosa la hospitalidad del Excmo. Sr D. Giulio Haas, su Embajador.
Sabiduría popular
El clima (muy frío en invierno, suave en verano y con muy pocas lluvias) y la situación geográfica del cantón del Valais, protegido por los Alpes, permite este tipo de cultivo.
Hay que descubrir -y paladear- esa Suiza de viñedos y bodegas.
El mejor vino no es necesariamente el más caro, sino el que se comparte.
George Brassens
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