Por La Mesa Habla | 2 NOVIEMBRE 2021 |
Desde la época de los romanos existían establecimientos dedicados al albergue y descanso del viajero en los caminos. Su importancia social y económica fue tal que, ya en el siglo XV, los Reyes Católicos establecieron unas ordenanzas generales para el gobierno de mesones y ventas; normas a las que a lo largo de los siglos se añadieron diferentes legislaciones que trataban sobre las cuestiones que planteaban las casas de huéspedes. Hablamos del cuadro Baile en una venta, de Rafael Benjumea.
Descripción de la obra: Baile en una venta
baile en una venta de Rafael Benjumea
La obra Baile en una venta se pintó en 1850 y su autor fue Rafael Benjumea. Es un óleo sobre lienzo con unas medidas de 46 x 65 cm.
En el interior de una venta, una joven danza al son de sus castañuelas y del pandero que toca una mujer, jaleada por el resto de los presentes. Mientras, una tañedora de guitarra ha interrumpido su toque para atender a un viajante, sentado junto a ella.
baile en una venta de Rafael Benjumea
El traje de la bailarina y el vistoso tocado con que se adorna el cabello indican que se trata seguramente de una artista ambulante, que viaja acompañada de las otras dos mujeres para actuar de venta en venta. De la viga central de la estancia cuelgan dos paletillas, viéndose al fondo una alacena con diverso ajuar de cacharrería y vajilla. Y, encima de la mesa, la omnipresente botella de vino típica de estos establecimientos.
baile en una venta de Rafael Benjumea
Detalles del cuadro
baile en una venta de Rafael Benjumea
En el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana se conserva una versión simplificada y con variantes de esta misma composición, en la que se sustituye la figura de la bailarina y se modifica el escenario, que se convierte en un espacio exterior.
baile en una venta de Rafael Benjumea
El pintor: Rafael Benjumea
baile en una venta de Rafael Benjumea
Rafael Benjumea (Sevilla, 1825 – 1888) es uno de los pintores románticos sevillanos más desconocidos. No se dispone de muchos datos de su biografía.
Lo que sí se sabe con total certeza es que fue protegido de los Duques de Montpensier, en Sevilla, y de la reina Isabel II, posteriormente, de la que llegó a ser pintor de cámara.
La formación artística de Rafael Benjumea se inició en la Real Academia de Nobles Artes de Santa Isabel, donde cursó estudios entre 1845 y 1847. No obstante, como tantos otros pintores sevillanos de la época, compaginó sus estudios académicos con la práctica de la pintura de costumbres populares, aunque sin abandonar otros géneros, como la pintura histórica o el retrato.
Galanteo en un puesto de rosquillas de la Feria de Sevilla, de Rafael Benjumea
El desconocimiento de la obra de Rafael Benjumea puede deberse a que su principal mercado estaba en el extranjero. Otra razón quizá sea que el artista no siempre firmaba sus pinturas, por lo que han podido pasar desapercibidas como anónimas o ser atribuidas a otros pintores más conocidos y renombrados. Esto no deja de ser paradójico, dados los grandes honores que Rafael Benjumea llegó a disfrutar en vida: Comendador de la Orden Americana de Isabel la Católica, Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y de la del Santo Sepulcro, y pintor de Cámara de su Majestad.
En las afueras de Sevilla, de Rafael Benjumea
Dónde podemos ver el cuadro
Baile en una venta de Rafael Benjumea
Esta obra pertenece a la colección Carmen Thyssen-Bornemisza y en la actualidad está cedida en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga.
El museo Carmen Thyssen Málaga es un museo dedicado a la conservación, investigación y difusión de la Colección Carmen Thyssen con el fin de poner en valor la pintura española, en especial la del siglo XIX y principios del XX.
Sabiduría popular
el vino en el arte
Las ventas o posadas han sido un establecimiento fundamental en la historia de España, que ha favorecido el progreso de los transportes y las comunicaciones entre territorios.
Durante siglos se ha viajado casi exclusivamente por necesidad. En los caminos era habitual ver a los arrieros que iban de pueblo en pueblo, con sus carretas tiradas por animales, llenas con su cosecha para comerciar. También podía verse a mensajeros que portaban noticias de distintos puntos del país.
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Escena de El Quijote: Don Quijote y Sancho en la venta, de José Jiménez Aranda (en el Museo Carmen Thyssen Málaga)
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Fue a finales del siglo XVIII cuando estos viajes, llenos de dificultades, empezaron a considerarse una aventura por los extranjeros. Los ingleses, sobre todo, fueron los que dejaron testimonio escrito de las tierras que recorrieron, describiendo costumbres, paisajes y también los albergues, posadas o ventas en las que se hospedaron.
La normativa estipulaba la obligación de estos albergues de contar con camas, sillas, paja y cebada, pesebres y llaves en las puertas principales, a la vez que prohibían dispensar a los viajeros alimentos y bebidas, tener gallinas y puercos, albergar mujeres públicas y practicar el juego. Aunque raramente se cumplían estas normas.
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Una vida sin regocijo es un largo camino sin una posada.
Demócrito
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MUSEO CARMEN THYSSEN MÁLAGA (Acceder a la web del Museo Carmen Thyssen Málaga)
Plaza Carmen Thyssen – C/ Compañía, 10 | 29008 MÁLAGA
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